11/2022

La propuesta de extudio para la Ciudad de la Salud de la USC recibe una mención en el concurso de ideas Extudio's proposal for the USC Ciudad de la Salud competition has got a Mention on the open competition

La propuesta que hemos desarrollado con Javier Mosquera para la Ciudad de la Salud de la Universidad de Santiago de Compostela en su Campus Vida, ha obtenido una mención en el concurso de ideas convocado por dicha institución.

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La propuesta que presentamos para el Centro de Ciencias de la Salud de la USC se plantea diversas cuestiones sobre la construcción de un campus del s.XXI:

– en aspectos funcionales, proponiendo versatilidad y flexibilidad de sus espacios construidos, en el corto y en el largo plazo;

– en aspectos medioambientales, construyendo un edificio responsable con el entorno próximo y lejano, eficiente energéticamente con medidas activas y pasivas y sistemas innovadores que permiten hablar de un edificio referente en este campo;

– en aspectos institucionales, valorando la representatividad del edificio resultante y su capacidad como elemento vertebrador del Campus, así como la responsabilidad en el destino de un presupuesto de las dimensiones del propuesto, que debe gestionarse desde el máximo rendimiento;

– en aspectos que fomentan la construcción de una comunidad universitaria, trabajando con los espacios comunes, interiores y exteriores, para favorecer el encuentro y la vida en red de cada miembro de la comunidad.

 

La valoración de cada uno de estos aspectos, y de otros más específicos que se describen a continuación, tienen como resultado la puesta en marcha de un sistema edificado eficiente y versátil que, desde los valores específicos de la arquitectura y el espacio urbano, aportan un elemento de alto valor al conjunto del campus y su funcionamiento.

 

Una vez enunciado el qué, el cómo versa sobre asuntos que son concretamente locales y que nos ayudan a elaborar un discurso propio para el edificio del Centro de Ciencias de la Salud de la USC.

Así, se propone distribuir el programa en un conjunto de 36 elementos cuadrados, de 20×20 metros, diáfanos a excepción de un único pilar y una viga de gran canto que divide su luz en dos tramos, ordenados en 8 volúmenes de distinta altura que se reúnen en torno a un gran patio central al que vuelcan las circulaciones horizontales de las plantas principales.

Cada uno de esos 36 elementos cuadrados -unidades- es libre de ser ordenado según un sistema de corredores (uno o dos) y estancias (diversas) que vuelcan al perímetro, que es exterior siempre en tres de sus lados y en cuatro lados cuando emergen de la base sólida.

 

Se agrupan y apilan las unidades siguiendo un doble sistema de circulación vertical y horizontal que permite, en Fase 1 y 2, facilitar la orientación del usuario y al mismo tiempo segregar por servicio, afluencia y capacidad, los distintos programas que se alojan.

La circulación horizontal, en plantas baja, primera y segunda, cumple el fundamental requisito de reunir en torno al patio central la entrada y salida de las grandes aulas y espacios de estudio, en un lugar de encuentro y cruce, de actividad espontánea e informal, que caracteriza la especial geometría del espacio recintado interior. Los programas de aula, de inicial indiferente adscripción, se alojan así en un continuo horizontal.

La circulación vertical, sin embargo, permite entender los programas específicos que se asocian a las dos facultades. En Fase 2, se completarán los programas de laboratorios, aulas y departamentos que harán que un único edificio horizontal pase a entenderse como dos facultades reunidas alrededor de un patio, con accesos independientes, y sistemas de circulación y compartimentación de programas específicos

 

Esta reunión de edificios permite establecer un discurso energético claro asociado a tres sistemas fundamentales: por una parte, la construcción de una piel exterior versátil, que se adapta a la orientación de cada una de las múltiples caras del edificio, mediante un sistema automatizado de persianas exteriores que responden a la radiación solar, temperatura exterior/interior y temporada del año.

Por otra parte, la piel interior es neutra, tersa y parcialmente reflectante, para multiplicar la incidencia de los rayos solares en situación de invierno. Esta acción, que podría interpretarse como perjudicial en verano, se completa con la inserción de una cubierta vegetal a dos niveles, que matiza incidencia solar y temperatura en verano.

Además, en la cubierta de planta segunda (y por tanto sobre todo el bloque horizontal de Fase 1) se plantea un doble sistema de aljibe de recogida de pluviales y cubierta vegetal (50%)  así como una plantación de paneles fotovoltáicos (50%) de captación solar para la cogeneración de energía eléctrica que convierta al edificio en uno de consumo casi nulo.

 

La resultante edificada es un conjunto de gran visibilidad, pero al mismo tiempo respetuoso en su implantación y aproximación al usuario último: personal y estudiantes de la USC, que podrán disfrutar de un nuevo entorno mejorado.

La primera decisión de implantación ha sido la de concentrar la edificación en una de las dos parcelas propuestas, liberando la segunda de carga edificada, y por tanto apostando por la alta densidad como solución al problema planteado. No es solo una decisión estratégica para el futuro del Campus, que dispondrá de una parcela intacta en la que poder crecer, es también una apuesta visible sobre cómo el aprovechamiento convenientemente estudiado del terreno puede ofrecer una solución de menor impacto ambiental: la parcela liberada se convierte, una vez completado su arbolado, en un lugar libre para el desarrollo de actividades exteriores, de filtración de agua de lluvia al terreno natural, que se mantiene sano y fresco, y de renovación del oxígeno del entorno.

Es una apuesta por una institución verde, respetuosa con el medio que la rodea y la huella ecológica de su expansión.

 

Del mismo modo, el empleo de sistemas industrializados de alto rendimiento, así como la repetición de los elementos constructivos, permite establecer un programa de optimización del presupuesto asignado a la obra (tal y como se estudia en la memoria aneja), acompañando estratégicamente al uso responsable de los medios públicos con los que se construye.

 

Finalmente, la implantación específica en el solar permite hablar de un edificio que construye su entorno mediante un asentamiento natural de las piezas fragmentadas, asignando a los distintos accesos (norte y este) un uso concreto. Estos accesos, junto con el sistema de espacios estanciales y transitables exteriores ordena la relación entre el edificio proyectado y el límite del solar existente en un conjunto de plazas duras y vegetadas, pero también de espacios de aparcamiento de vehículos de movilidad personal, y de accesos de servicios tanto en vehículo como a pie.

 

En su conjunto, el edificio del Centro de Ciencias de la Salud de la USC y su urbanización proponen una manera contemporánea de entender el lugar, el programa, y las condiciones performativas del edificio tanto con usuarios como con el medio que ocupa. Una solución sencilla y eficaz, rica espacialmente pero ordenada y de fácil lectura, versátil y rotunda.